jueves, 4 de septiembre de 2014

Todo el tiempo del mundo

Dispongo de todo el tiempo del mundo, también de letras infinitas para poder escribirte. 
Tenía mis días para esperar tus respuestas, mis oídos para escucharte y mis ojos para mirarte de forma infinita, hasta que un buen día quise escapar de todo ese dolor que me maravillaba y decidí emprender un viaje andando por el  suelo y gritando bajito mi partida. 

Pensé en buscar sonrisas que fueran de verdad, con credibilidad y que saliesen de dentro. Que torpe soy, que no quería darme cuenta de que mis alas estaban rotas, mi mirada perdida y nuestro sol apagado. 
Con el mar en calma me alejé, no sé hacia dónde, aunque alguien me dijo una vez que aunque los ángeles vuelen, existen ángeles que andan por el suelo. 

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