miércoles, 17 de diciembre de 2014

No lo llames.

Al igual que lo que sube baja, lo que me dañas queda para el recuerdo, no lo llames rencor, llámalo no olvidarte. 
Porque no pudiste doler ni más dentro ni mejor y me pregunto todos los días el por qué tuve que ser yo la que lo sufra. 
La mentira tiene las patas cortas y la verdad es su vecina, cosa que hace confundirme entre qué me dijiste en voz alta y qué en voz baja. Me refiero a tus verdades, o mentiras? 
Parece que hablo al reloj del te quiero mientras las palabras pasan en el minutero de los segundos rotos. 
Parecen tantas cosas que desaparezco con cada palabra que no pronuncio. Y me da igual que me entiendas o no. Porque en verdad ni tú pudiste, ni nadie lo hará. 

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