Porque no pudiste doler ni más dentro ni mejor y me pregunto todos los días el por qué tuve que ser yo la que lo sufra.
La mentira tiene las patas cortas y la verdad es su vecina, cosa que hace confundirme entre qué me dijiste en voz alta y qué en voz baja. Me refiero a tus verdades, o mentiras?
Parece que hablo al reloj del te quiero mientras las palabras pasan en el minutero de los segundos rotos.
Parecen tantas cosas que desaparezco con cada palabra que no pronuncio. Y me da igual que me entiendas o no. Porque en verdad ni tú pudiste, ni nadie lo hará.
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