Pudieron pasar días y días, que desde que supe que existías, el mundo me sonreía un poco más. Levantando un sólo dedo de mi mano, puedes comprobar que digo la verdad, mi pulso lo desvela y caemos como tontos sin conocernos. No hace falta que mencione lo que me pasa cuando me miras, porque el brillo de mis ojos me delata y mis manos se pierden por donde yo no sabía que existía camino. No te lo voy a explicar más, porque sé que hay cosas que ni yo sé ni sabremos nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario