miércoles, 7 de enero de 2015

Tenía.

Tenía que haber pensado antes que aquel sería su último abrazo entrelazado contra mi, que aquello ya no taconearía el suelo y no llamaría a mi puerta más como signo de abandono. 
Debí imaginar que las noches serían más frías y que su capacidad de alejarse sería superlativa al dolor que me produce pensar que ya no existe. 
Supongo que cuando miro hacia un lado y no veo nada, tengo claro lo que tengo después de ti, y me imagino lo que ya no llega. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario