sábado, 25 de octubre de 2014

Hace mucho, yo sentía así.

Me di cuenta, una noche que la distancia me hacía aún más fuerte, y mantenía mi ilusión de verte a lo lejos en la estación y abrazarte fuerte, como si fuese la última vez. 
Me di cuenta que quererte desde aquel primer instante era lo que mejor podía hacer, lo que sencillamente me hace feliz. Que el levantarse por la mañana pensando en como estarás, es ya rutina, pero que cada día me hace un poco más feliz aunque resulte insignificante. 
Insignificante es el dolor que se siente cuando no puedo abrazarte a la alegría que se siente cuando lo hago. 

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